Una de las figuras más importantes de la vanguardia nos dejó este sábado.
En el fondo siempre he estado preparado para despedir a mis artistas favoritos/as. Cuando murió Richard Wright o cuando falleció David Bowie al menos las cosas tenían sentido: eran señores ya mayores, con trayectorias extensas y múltiples periodos lejos de los escenarios. Por eso cuando fallece un artista de mi generación me golpea mucho. Cuando murió Mac Miller, por ejemplo, no podía evitar preguntarme qué hubieran hecho si tuvieran más tiempo con nosotros.
Por eso hoy me duele tanto la muerte de Sophie, una persona que llevó la producción del pop a otro nivel y le facilitó al género la entrada a sonidos extraordinariamente raros.
En la música de SOPHIE se valía llorar y luego saltar de la euforia y luego parar en seco a consumir sonidos de cortocircuitos y voces ultraprocesadas. Sus composiciones siempre fueron un llamado a apreciar y sentir.
Su música también fue luz para la representación de personas trans y no binaries. Siempre envuelta en misterio, su identidad fue desconocida por mucho tiempo y sólo aquellas personas que habían tenido oportunidad de verle en concierto o conocerle en el estudio habían visto su rostro. Incluso recibió acusaciones por "apropiación de lo femenino" por ahí del 2014, solo porque la gente cis demandaba una expresión de género más femenina de su parte.
Este misterio sobre su identidad terminó cuando presentó su disco Oil of Every Pearl's Un-Insides. SOPHIE le dijo al mundo que era trans por medio del videoclip promocional “It's Okay To Cry” (2017), una canción suave que contrastaba con todo el ruido abrasivo que nos había regalado durante años. Lean de nuevo el nombre de ese tema y luego escuchen la letra, ojalá viendo a SOPHIE dirigir su mirada a la pantalla. Me desgarra solo pensar en darle play.
SOPHIE llegó a trabajar con Madonna, Rihanna, Arca y en varias ocasiones con AG Cook, productor de PC Music. La primera vez que escuché una de sus composiciones fue “HEY QT”, una canción inescapable si uno andaba dando vueltas por tumblr en el 2014. El sonido de pop hiperbólico, es decir, la exageración los clichés del pop, se volvieron el sello de SOPHIE. Esa misma dupla de AG+SOPHIE luego nos daría uno de los EPs (disco corto) más relevantes de la década pasada: VROOM VROOM (2016) de Charli XCX.
Lo que se suponía que iba a ser una colaboración para un sencillo terminó en un giro abrupto en la carrera de Charli. Después de lanzar el sencillo homónimo y fichar a AG Cook como su director creativo (y de que filtraran su álbum), Charli decidió que el camino que había marcado junto a SOPHIE en “Vroom Vroom” era el adecuado para seguir empujando los límites del pop. Luego, en la mixtape Pop 2 de Charli, es inevitable oír la mano de Sophie casi en todos los tracks (aunque no tenga créditos de producción ahí).
No me da miedo decir que SOPHIE abrió un nuevo paisaje en el pop. Si alguna vez estuvieron en un bar cuando sonaba el LET’S RIDE al inicio de “Vroom Vroom” saben de lo que hablo. Si alguna vez escucharon el crescendo de “Immaterial” o si disfrutaron de la chiclosa “When I Rule The World”, saben que las producciones de Sophie son como tomarse dos cafés y una Coca-Cola en una sentada: azúcar puro y energía sintética que tiene consecuencias muy reales.
Para la comunidad trans y la de no binaries, para las personas diversas en general, SOPHIE seguirá siendo la persona que dibujó un camino más fácil de transitar. Su trabajo modulando y modificando la voz humana era incomparable y así podía sonar exactamente como quisiera, defendiendo su propia representación y llevando su expresión de género a lugares que la tecnología de la música apenas empezaba a incorporar en composiciones pop. El mejor ejemplo de esto es “Faceshopping” una canción estruendosa en composición pero brutalmente vulnerable en su contenido.
Al final el disco Oil plasmó su visión de hacia dónde podía ir la vanguardia del pop. Su colaboración con Arca, “La Chíqui” (2020), es otra prueba de que su estilo hipersaturado e inestable de componer formó un mundo por sí solo.
Su trabajo hizo ver fácil ese juego entre lo orgánico y lo tecnológico y eso era lo que hacía de SOPHIE una persona inigualable (pero muy fácil de imitar) en la música. Era caos hecho effortless chic.
Como dijo un amigo, ojalá que cuando su influencia invada el pop mainstream sus aportes sean bien reconocidos. Que descanse en paz.