La tercera presentación de Baby Miko en Costa Rica fue la consagración de una nueva estrella.
María Victoria Ramírez de Arellano Cardona. Dos nombres, tres apellidos, una estrella: Young Miko es un ícono de la generación Z y aunque tiene poco de publicar música se ha vuelto sinónimo de buenas canciones de trap y buenos features de reggaeton.
El sábado 12 de octubre, gracias MOVE Concerts, celebramos su tercera visita a Costa Rica finalmente como headliner de su propio show en el incomparable Anfiteatro Coca-Cola de Parque Viva. Quizá no había mucha gente (los conciertos de Feid y Karol G + la prohibición de ingreso a menores al concierto pudo complicar el asunto) pero quienes estuvimos ahí la vimos consolidarse como una artista completa que canta, baila, habla con su gente; una que en vivo tiene todo excepto canciones flojas.
Todas las fotos por J. Meneses.
Hija de la fructífera escena hip hop / trap de Puerto Rico, Young Miko ha tenido que competir (y mucho) por resaltar entre todo el talento que ha salido de la isla. Con su cabello blanco (aunque ahora lo usa rojo) la expectativa era que en esta ocasión todo sería diferente: tanto el cabello como el show.
Sus visitas anteriores habían sido en Picnic 2023 y en un show de otro artista como el principal, por lo que en Parque Viva esperábamos una banda, escenografía, una zambullida en el mundo de Baby Miko. Ella, por supuesto, no nos decepcionó. Desde que llegamos una pantalla de *loading* se mostraba completamente en rosado mientras esperábamos su llegada. Era su concierto con sus ideas y sus sentimientos y eso quedó claro desde el inicio.
Su tercer concierto empezó con “rookie of the year”, la misma canción que abre su último disco y que deja ver que aunque ha paseado mucho por el mundo del reggaeton últimamente, no le faltan buenos temas de trap. Baby Miko empezó el concierto acostada en una cama, recreando la portada del disco att. (se supone que el título del disco es la abreviación de atentamente, pero personalmente me parece que mancha al disco al ser impronunciable).
En medio del colorido beat ella se levantó y animó al público para que cantaran la segunda parte de la canción, empezando una interacción que se mantendría por el resto del concierto.
Interpretó “oye ma’”, otra de las nuevas y me sorprendió que cayera directo a “LISA”, uno de sus mejores sencillos de trap, una canción que fácil pudo haber sido de Cardi B en aquel run increíble entre el 2018 y 2019. “LISA” es la mejor canción para conocerla. Es trap, es híper directa con su interés por otras chicas y es parte del canon de ese gracioso género latinoamericano que consiste en decir nombres de mujeres random.
Casualmente perreando con una bandera arcoiris que le lanzaron desde el público.
Hablando de mujeres: el público definitivamente estaba compuesto en su mayoría por chicas, lo cual se notó en extremo cuando Young Miko se tomó tiempo para leer los rótulos y cartulinas que habían hecho con mucho esmero las chicas: desde propuestas de matrimonio hasta confesiones (“Pagué una babysitter para venir a ver a Baby Miko”). Los rótulos contaban la historia de cómo Miko ha conectado con un público que quería escuchar trap pero no malianteo y que quería escuchar perreo pero no monólogos de machitos; hacía una falta una artista que se puede escuchar sin tener que skipear un feature de un varón innecesario.
Fue triste que no pudieran entrar menores de edad por las disposiciones de la oficina de censura de Costa Rica, quizá eso habría hecho que el concierto se viera más lleno.
Young Miko leyendo algunos de los rótulos que le llevaron.
En un punto, la banda se dedicó a tocar un riff de rock y Miko a presentarlos uno por uno, hacían solos y se lucían pero lo que más me emocionaba era identificar que la llegada de “tamagotchi” era inevitable. Siendo mi favorita de att. estaba esperando con ansias el momento, pero jamás imaginé la potencia que tiene el drop de la canción (les sugiero ponerla si no la conocen); pasa del rock al dreambow (reggaeton soñador sacarinoso) y quien no se había enamorado de la voz de Miko en ese momento lo hizo.
Por suerte este no fue un subidón que quedó en nada porque inmedaitamente tocaron "princess peach" ID", "Madre" y "Colmillo", otras de mis favoritas. Para el momento en el que sonaron “Fina”,“Chulo” y “Classy 101” yo ya no tomaba fotos sino que me sumergí completamente en el concierto, bailando y cantando, aunque no hubiera encontrado a mis amigos.
La sección acústica del show fue acompañada de unos visuales bellos de bosqucito japonés.
Miko cerró con su sesión de Bizarrap y “curita”, pero la sesión de Biza fue la que tuvo mayor impacto considerando el contexto: aquel chasco que ella menciona en la canción, en el que le apagaron las luces, sucedió precisamente en su segunda visita a CR.
En el momento en el que Miko dijo “Biza apaga las luces / déjame a oscuras / que mi gente prende los flashes si yo pido que los suban”. La música paró en seco y el público tico, una vez más, le respondió dándole la luz que faltaba; un momento de esos hollywoodenses que uno se imaginaba de chamaco que ocurrían en los grandes conciertos y que por dicha siguen ocurriendo.