Un post con las tres B: Bob Dylan, Beyoncé y BTS.
Quiero empezar diciendo este post algo que me gusta mucho decir: wow. Wow, en serio. Gracias por compartir “Un post convenientemente latino” aka el post de Nathy Peluso. Se movió tanto que llegó a ojos de medios de México, Argentina y Chile que me contactaron para colaborar. Nunca pensé que La Necedad llegaría hasta países que nunca he visitado y terminaría hablando con periodistas que no conozco en persona.
Una de mis conversaciones favoritas fue en el podcast de POTQ de Chile, una revista que sigo hace un tiempo. Gracias a esto conocí a Javiera, Álex y Bárbara con quienes hablé del concepto de latinidad y cómo la industria de la música usa eso para vender.
Obviamente también hablamos de Nathy Peluso y sobre esto Javiera dijo algo que me dejó pensando. Ella defendió del derecho de los artistas de construir una fantasía, de interpretar y venderle un personaje para las masas.
Inmediatamente pensé en el primer post de La Necedad, en el que le tiré un poco a Anuel pero aproveché para confesar que me encantan esas ficciones en la música, me encanta que me mientan (porque sí, todos sus artistas favoritos mienten de alguna forma u otra).
A la fecha, el departamento de investigaciones de La Necedad no ha logrado descifrar, por ejemplo, si la relación de Anuel y Karol G es real. Es real porque los hemos visto en el video de Secreto y los hemos oído cantar montones de canciones de amor pero será real real real? No sé, pero esa mentira ya cruzó el umbral de lo real (y ese tatuaje de Anuel se ve muy real tho).
Fantasías vintage
Mucha gente ve a Bob Dylan como el último escritor de canciones en crudo, como el máximo creador de canciones, solo armado con su voz y una guitarra (digo, le dieron un premio Nobel por eso, es único en su clase).
Pero Bob Dylan también es una ficción. La bufanda, los anteojos oscuros, los sombreros, incluso la pintura blanca que se puso durante su gira más famosa, todo fueron gimmicks creados por alguien de alguna disquera o por él mismo. Es que no había que ser experto en comunicación para saber que llamarse Robert Allen Zimmerman no era tan rentable.
Ese olfato, esa gana de mostrar y no mostrar es la que mucha gente admira de Beyoncé, también. La reina es reina porque una imagen tan trabajada que no se permite hacer entrevistas, por ejemplo. Ser cuestionada directamente podría poner en riesgo la autonomía que tiene en su propia narrativa, su fantasía.
Y creo que esa es la palabra clave: autonomía. Beyoncé decide qué hacer y qué no y ese es su brand, su queen shit. Pero no creo que Beyoncé ignore los consejos de su gran (GRAN) equipo, que igual sigue tendencias y piensa en cómo extender su fantasía.
Es común que se critique el pop como algo falso desde su origen, o al menos ese es el mito que existe desde los 90. En esa década las estrellas de pop oficialmente dejaron de tocar guitarras y empezaron a hacer lip sync para poder hacer sus -maravillosas- coreografías.
Hablo de Britney, Christina, los Backstreet Boys, estrellas literalmente manufacturadas para ser estrellas. Suena grosero decir que son “manufacturadas”, como si fueran creadas en laboratorio, pero es que muchas veces así es y no creo que hayamos disfrutado mucho menos su música (el concierto de los BSB estuvo 15/10).
Las fantasías alcanzaron un punto muy alto con los Backstreet Boys y todos ellos, pero cuando esos grupos se separaron la gente optó por la honestidad
Creímos que las fantasías habían alcanzado su punto más alto con los Backstreet Boys o Britney asegurando que nunca le había dado ni medio beso a Justin Timberlake, pero esas fachadas se cayeron. El mundo siguió adelante con artistas que revelaban de a pocos detalles de sus vidas para mantenernos contentos. La idea de construir ficciones en lo más alto del pop fue aprovechada montones en la era del bling bling del hip-hop (50 Cent admitió que muchas de sus cadenas y carros eran prestados), pero de alguna forma todos sabíamos que los raperos no eran tan rockstars como en sus videos; sabíamos que era una fantasía.
Todo estaba tranquilo hasta que llegó el k-pop.
El k-pop es una industria de miles de millones de dólares y miles de fans alrededor del mundo y nos hace sentir muchos muy viejos. BTS, venden millones de discos que fueron pensados, estructurados y grabados para que mis primitas griten AAAAAAAAAAAAAH cuando ellos aparecen en tele.
Jungkook huele rico
El k-pop juega con las fantasías pues reúne a este grupo de personas escogidas al dedo por ser atractivas, tener talentos y haber sobrevivido todas las pruebas que les hace los managers. De hecho se hacen castings para encontrarlos y por eso hay personas que -orgullosamente- los siguen desde esa etapa de búsqueda.
Pero el tema del control de los managers en el k-pop es muy heavy. Si nos parecía grosero que Britney no podía admitir que no era virgen, en el mundo del k-pop los “idols” no pueden tener ningún tipo de relación con otra persona porque se supone que su pareja es el público. Es como decir que uno está casado con Jesucristo, solo que en este caso el mesías al que se le debe su “pureza” son cientos de miles de niñas que se van a enojar si RM, líder de BTS, tiene una pareja.
Según este quiz de Soompi a partir de hoy tengo que ser un stan de RM, el único problema es que ya lo era.
Una integrante del grupo 2NE1 dijo que los managers no la dejaban tener pareja hasta los 29 años. De hecho se supone que muchos integrantes de kpop bands nunca le ha dado un beso a nadie nunca, lo que ha causado que haya páginas y páginas de fanfics dedicados a cómo sería darle el primer beso a cada uno de los integrantes de BTS, por ejemplo.
Lo bonito de las fantasías es que al final del videoclip sabíamos que 50 Cent no era dueño de los carros y que no desayunaba champaña sino seguro un buen cerealito. En el k-pop las fantasías se estiran hasta llegar a niveles de ficción terriblemente reales.(Es un poco irónico que en el video de “N.O.” que puse arriba, BTS critique al sistema por fomentar que todo el mundo piense igual cuando ellos, literalmente, no pueden mostrar ni un granito de su verdadero ser).
En el k-pop no suena como que tengan mucha autonomía y de hecho el gobierno coreano ha tratado de regular los contratos que firman estos muchachos para que los managers no les roben los mejores años de su vida a cambio de migajas. Pero es un poco tarde ya, los contratos fueron firmados hace años y la fantasía de BTS ha llegado lejísimos y roto cientos de récords. Ningún manager va a dejar ir eso.
Solo espero que haya un día en el que RM, Jungkook y compañía puedan salir a la calle tranquilos sin que nadie les diga si pueden comerse el combo de J Balvin o no.
Gracias por leerse esta breve historia de las fantasías en el pop. <3