La tragedia de Astroworld no debió pasar y no debería robarnos la fucking paz.
He tratado de empezar este post de muchas formas, pero hablar de la tragedia de Astroworld no es fácil. Empiezo experiencia que viví hace 3 años. Imagínense estar en el parqueo del estadio de los Dodgers, en medio del festival de Tyler the Creator (Camp Flog Gnaw en Los Ángeles) esperando a que Brockhampton saliera al escenario. Un mes antes me había disfrazado de integrante de Brockhampton para Halloween, por lo que se podrán imaginar lo emocionado que me tenía este show.
Llegamos con tiempo y guardamos un campo bastante cerca del escenario. Ahí empezaron los empujones. Mi estrategia en festivales siempre ha sido dejar que la gente que empuja al inicio del show pase, y asegurar un campo de pie, tranquilo, sin que nadie más empuje. Esa vez no hubo opción: la marea de gente nos empujó y dos segundos después estábamos escuchando “NEW ORLEANS” a todo volumen con Jaden Smith al frente. Era un momento electrizante, pero poco a poco fui perdiendo movilidad y visibilidad, poco a poco la masa nos iba absorbiendo. Traté de tranquilizarme y tratar de tomar algunas fotos. Después sonó “ZIPPER” y sentí que nos íbamos a morir ahí.
La gente seguía empujando y seguía insistiendo en atacar, no en dar empujones amistosos de conciertos sino de directamente saltar con los codos alzados para tratar de hacer todo más incómodo. Para cuando sonó la intro de “QUEER” yo ya había perdido esperanzas de salir de ahí. Unos amigos me “rescataron” de un tumulto pero fue para acercarnos más hacia adelante, osea, aumentar el riesgo una vez más. Había gente que tenía que saltarse la barra de seguridad con ayuda de los guardas para salir del pit. El escenario quedaba en la parte baja de una ladera con pasto natural y eso causaba que entre más cerca uno estuviera del escenario, más profundo se ponía el terreno. La inclinación hacía inevitable tropezarse.
En este momento yo ya tenía todas las alarmas encendidas por dentro y la novia de una amigo estaba apunto de llorar. Vean las tomas y díganme que no se sentía como que algo malo estaba por pasar:
Ahí fue cuando llegaron los “Fire Marshalls”. En ese momento había muchos incendios ocurriendo en California e inicialmente lo asociamos con eso, pero no: los bomberos estaban ahí para dispersar el tumulto. Pararon el concierto 5 minutos para que la gente diera un paso para atrás y bajarle un poco la intensidad a la situación (pueden ver el momento exacto en el segundo 15:50 del video).
Los Marshalls volvieron a parar el concierto y la gente se volvió a enojar. Gritaban que siguieran e incluso recuerdo a un mae diciendo que se salieran “los pussys”. Esa primer pausa nos dio chance de irme más para atrás y poder ver el concierto en paz sin tener que esquivar golpes y estar saltando. Esa pausa me hizo dejar de sentir que tenía el peso del mundo encima. Es decir: si cuidar mi integridad física me hacía un pussy, yo era el BIGGEST PUSSY EVER.
Es ahora, después de saber sobre la tragedia que ocurrió el viernes 5 de noviembre en el festival Astroworld en Houston, que veo claramente como esas “incomodidades” de parte de la organización y los Fire Marshalls salvaron muchas vidas.
He estado repasando esos eventos en mi mente porque me cuesta entender cómo un artista, cualquier artista, ve esa cantidad de caos y no le pide a su público que cuiden a la persona que tiene al lado o no acata las reglas de las autoridades.
Aquí en Costa Rica he asistido a cientos de conciertos, muchos de punk, metal o rock en los que ha habido moshpits, gente saltando, gente empujándose y la hemos pasado increíble. Pero la primera vez que temí por mi vida en un concierto fue en uno del rapero Danny Brown en el 2016. No aguanté dos minutos en el pit. Traté de salir y pasé en medio de una pareja y solo por eso un mae me tiró una cerveza en la espalda. La gente quería pelear y para mí la magia del molote de concierto es todo lo contrario: no vamos a pelear. A ese molote vamos para dejar salir un montón de energía del cuerpo y hacer amigos en el proceso (porque sí, en los pits hay mucha hermandad y amistad).
No les tengo que mencionar todos los videos que han salido últimamente de artistas ayudando a sus fans, ni les tengo que mencionar los videos de Astroworld. Si les interesa, seguramente ya los vieron. Seguro pasaron el fin de semana viendo noticias de todo tipo y esperando una demanda.
Me dolió muchísimo y me enojó por las víctimas leer a Travis Scott diciendo que ‘no esperaba algo as’í, que no lo había procesado, mientras su pareja y familia decidieron irse del show por lo violento que estaba.
Me pareció cínico que alegara ignorancia cuando él con sus propios ojos vio a tanta gente sufrir. ¿Qué justificaba en su mente la situación? Bueno, imagino que ya leyeron la respuesta en el título de este post.
¿Recuerdan cuando les conté de Woodstock ‘99? ¿De cómo los artistas siguieron tocando y pasándola bien mientras los fans destruían todo a su paso, violaban, acosaban y robaban? Bueno pues el historial de Travis Scott no es muy diferente.
En su documental Look Mom I Can Fly (Netflix, 2019) él básicamente celebra que sus fans sean conocidos como “ragers”, como personas que destruyen todo a su paso y se saltan vallas para verlo más de cerca. Si esto les suena como un culto, mejor ni les cuento de los precios que paga la gente por unas tenis solo para tener el mismo clóset que Travis. Básicamente estos ragers se creen lo opuesto a pussies: prueban una y otra vez que son los más violentos, lo más arriesgados, los más intensos.
El historial de violencia en sus shows viene desde el 2015, cuando fue arrestado en Lollapalooza por incitar a la violencia. en el 2017 un hombre lo demandó por quedar paralizado después de un show en Nueva York: Travis le dijo al público que se tiraran del balcón y muchos lo hicieron, dejando múltiples heridos en el proceso.
Los shows de Playboi Carti y de Danny Brown se volvieron igual de violentos. . Estar ahí metido se sentía como que ninguno de los presentes conocía la etiqueta del mosh pit básica:
- Salte todo lo que quiera pero levante a los que se caen.
- Ayude a la gente a recuperar sus pertenencias.
- Pida agua para la gente que está aplastada contra la barra de enfrente.
Son cosas básicas para uno que ya ha estado en situaciones de riesgo y por eso me cuesta comprender a todos los que DEFIENDEN la situación.
Entre los raperos y sus fans se creó una competencia implícita par ver quién tenía los conciertos más peligrosos. Los fans de Travis lo defendieron una y otra vez: “We’re ragers, wer’re here to rage”.
Básicamente: el que se mete aguanta. (Ugh, qué frasecita).
Esa cultura del sálvese quien pueda se me hace muy patriarcal y lamentablemente también muy gringa. En Texas les encanta rajar de sus pocas de regulaciones estatales, pero cuando pasan estas cosas es al gobierno local al que le toca hacer investigaciones y dar la cara a los medios de comunicación (algo que Travis ha hecho a medias).
Es que no hay nada que él dijera que pueda borrar lo que todos vimos en esos videos: Cuando llegaron las ambulancias él las ignoró y pidió que hicieran el piso temblar, causando que la gente (bueno, un poco de chamacos blancos) empezaran a saltar sobre las ambulancias e incluso a atacar al personal médico.
El video de él cantando mientras mueven gente. Qué putas??? Su vanidad no le permite detener un show y decir, bájenle quince rayitas??? Es irresponsable y absurdo que se normalice esto.
A todo esto, Travis trata de venderse como un champion of the youth, un ejemplo a seguir y no es ajeno a esos mensajes de “Si yo pude cumplir mi sueño uds también”, esa auto ayuda capitalista que le encanta a otros artistas como J Balvin. Pero endiosarte de esa forma y no sentir empatía por la gente que está a tu alrededor no te hace un héroe, te hace un fucking sociópata.
Me da tristeza por las familias afectadas saber que esto iba a pasar en un show de Travis eventualmente. Era inevitable. La pésima logística + el ambiente que promueve el artista + el comportamiento de los fans creó la tormenta perfecta. Era un ambiente tan horrendo que había gente empujando y golpeando a otres durante “Good Days” de SZA???? Cómo putas???
Me duele que mucha gente haya salido de esa experiencia pensando “wow, qué gran concierto”, pensando que arriesgar su vida de esa forma le da puntos de masculinidad porque logró sobrevivir y no ser un pussy. Me molesta que después de ver esa masacre Drake igual posteara en IG como y dejara el post ahí colgado tres días aún sabiendo que había 8 muertos y que posiblemente su presencia solo empeoró el ambiente.
Brockhampton en CFG 2018.
Todo esto de “aguantar” y pagar con secuelas físicas el disfrute dela música me recuerda a la gente que va a los conciertos en Argentina de este pelón insensible que se hace llamar El Indio Solari, cuyos conciertos se sobrevenden y llenan plazas con 100.000 personas y han muerto varios (esta crónica de Revista Anfibia cuenta cómo 10 personas murieron en un show por falta de controles, justo en el mismo lugar donde ya había fallecido dos personas en años anteriores).
Cada vez que pasa una tragedia en un show de Solari la gente lo justifica porque "así es el rock”, “así es la pasión” y no: no podemos dar por descontado que vidas ajenas se van a perder y que familias van a llorar a sus seres queridos solo porque tenemos que sostener esta “cultura del aguante”.
Eso de aguantar y no ser “pussy” es cultura de machitos, una cultura que critica al que no come suficiente, no salta lo suficiente, no toma lo suficiente y no golpea lo suficiente. Y no puedo explicarles lo LEJOS que quiero que esa cultura esté de la música, porque yo nunca fui a un estadio a celebrar un gol pero he llorado con desconocidos saltando en un concierto. Vamos a estos eventos en vivo para llenarnos, para sentir intensamente, pero no para ponernos en riesgo.
No los voy a juzgar si oyen a Travis Scott. Ese no es el punto. Tampoco voy a hacer como los que pidieron en Intern Él tiene que dar un paso adelante y asumir las consecuencias de sus acciones, no ustedes. Y como gente que nos gusta la música y nos gusta ver conciertos y festivales tenemos que exigirle más a las personas que organizan los eventos a los que queremos ir.
Apenas estamos recuperando la ilusión de ver conciertos inesperados en nuestra casa (sea Coldplay o Louis Tomlinson) y no podemos dejar que se nos vaya esa tranquilidad de ir a pasar una noche fucking increíble en frente de unos parlantes rodeados de gente. Ni Travis, ni nigún otro, nos puede quitar ese derecho.