¿Cómo se vive un concierto desde un carro? Una crónica necia.
Poco a poco los autoconciertos han dejado de ser una fantasía extraña en algún parqueo en Estados Unidos o Europa y se están volviendo parte de nuestra normalidad.
El fin de semana pasado finalmente un autoconcierto de Costa Rica llegó a las noticias: el concierto de Halloween de Mau y Ricky en Pedregal que fue mencionado en una conferencia de prensa por el Ministerio de Salud. La gente que fue tiene sus opiniones encontradas (aparentemente hubo varias secciones cantadas a puro playback) y los que no fueron, las autoridades, tampoco quedaron muy contentas, pues NI SIQUIERA LOS ARTISTAS respetaron el distanciamiento social.
“No se vale que los jóvenes decidan por todos los demás”, dijo el ministro, que, en otra vida puede que sería parte de los asistentes. Pero no en esta. Hoy está lidiando con 1.000+ casos diarios y no le podría importar menos cómo se escribe “Jogo”.
Después de las denuncias la productora Jogo recibió una multa de 450.000 colones, que no son ni $1.000 y se actualizaron los protocolos para que los “autoeventos” (incluidas las proyecciones de películas) no se repitieran estos problemas.
Sería un poco iluso asumir que no habrá polémicas con esto más adelante; la gente está frustrada por no salir y mucha de la que sale no sigue las pautas. Pero no creo que deba ser el fin de los autoconcierto ni deban ser satanizados. #NotAllAutoConciertos.
Para balancear un poco quiero contarles mi experiencia con un autoconcierto bien organizado y en el que se siguieron todos los protocolos…. y que por eso no salió en las noticias.
Somos circunstancias
El viernes 16 de octubre Gandhi dio un auto concierto en Parque Viva, pero no en el Anfiteatro que tienen ahí en el que se han presentado Katy Perry y Slayer), sino en uno de sus salones de eventos.
Gandhi es una banda legendaria para la escena costarricense, tienen más de 25 años de estar tocando, pero no es una banda que yo escuche a menudo. Los disfruto más en concierto y por eso los he visto en todo tipo de lugares: en bares a reventar, en plazas y hasta en un teatro en un balcón muy señorial.
Entonces la experiencia de verlos desde un carro me intrigó y tuve la suerte de que la banda me invitara a ser parte de este experimento.
Y maes, no defraudó, para nada.
Toda la experiencia fue surreal. Llegamos en carro, hicimos fila para entrar en carro, esperamos el concierto en carro y lo escuchamos todos sintonizando una emisora, sí, en el radio del carro. Según la organización entraron 87 vehículos.
No sé si fueron las yuquitas Soldanza o las cervezas (por supuesto que metimos un six, tal vez dos), pero yo estaba muy emocionado de verlos en vivo.
Cuando uno espera un concierto, en Costa Rica, es normal que alguien grite: ¡chivo, chivo!, pero aquí la forma de reclamar que los músicos no salían fue tocando el pito (claxon, bocina, como le digan). Sonaba como cuando la Sele va ganando.
La banda salió y tocaron música de su nuevo disco Boicot:Victoria y también algunos clásicos. Al inicio estábamos preocupados porque nos sonaba raro, pero el sonidista intervino en la primera canción y los problemas no volvieron.
Tuvimos suerte de que llevamos un carro bajo, entonces nos colocaron en la tercera fila frente al escenario y quedamos justo al centro. Podíamos ver perfecto cada detalle: toda la pared del galerón en el que estábamos tenía proyecciones y cada integrante de la banda tenía una tarima distanciada del otro en el que cada uno podía moverse.
Si dije que era surreal es porque, aún con la distancia, aún sentados dentro de en un carro, se sintió la magia de Gandhi. Cada uno de los integrantes, pero sobre todo el cantante, Luis Montalbert, tienen un algo que les ayuda a conectar con la gente y en este día en particular cada una de las palabras que decía Luis entraba directo a nuestros carros. Era como una experiencia muy íntima, pero muy colectiva al mismo tiempo. Y fue una experiencia muy cómoda por la ubicación del carro (los que llegamos con tiempo y a la hora indicada tuvimos ventaja, claro está).
Cuando sonaron los acordes de “Seca Roja Reja” el lugar entero se erizó y Luis aprovechó para extender el brazo y pedirle a la gente que cantaran ellos el coro. Si han estado en un concierto de Gandhi saben que ese es el punto más alto, pero por dicha no fue el único.
Ese concierto fue la dosis de serotonina que muchos necesitábamos. Pero bueno, las historias bonitas no siempre salen en las noticias del mediodía.
Can we stay up all night?
Esta semana le ha dado muchas vueltas a dos discos: Positions de Ariana Grande y What We Drew 우리가 그려왔 de Yaeji.
El de Ariana es más pop, pero quizá no suficientemente pop para algunas personas que esperaban el sonido comercial de Thank, U Next. Para mi gusto es un disco que en sus sonidos es más coherente y pulido que el anterior. Mucho se ha dicho de que es un disco horny y si les dijeron eso, agarren aire, imagínenselo y multiplíquenlo por dos porque es muy cierto. Es ameno oírla sugerir tener sexo en una canción como “34+35” (hagan la mate, ajá) que fácilmente podría sonar en una peli de Disney.
Me encanta el uso de cuerdas y de sintetizadores para crear más espacio en las canciones y por eso le agradezco a la vida que ella se haya arriesgado a trabajar un poco diferente.
El de Yaeji también lo quiero mencionar porque al contrario del de Ariana, no se basa tanto en lo simple sino en hacer lo complicado sonar simple. Yaeji usualmente canta en coreano y usa pedacitos de sus frases como instrumentos pero sin necesidad de show off o de confundir. Todo el disco demuestra el amor que le tiene Yaeji al house y a la producción de canciones que le reseteen a uno la idea de qué es música para bailar. Si quieren adentrarse en un mundo un poco más glitchy y misterioso, What We Drew 우리가 그려왔 es un must.
O por lo menos vean este video:
Para terminar, un amable recordatorio de que sigan La Necedad en Instagram. El otro día les pedí recomendaciones de canciones y armé esta playlist que tiene muchas canciones que no había oído antes + otras que me tienen obsesionado.
Bueno y que vean el podcast. <3