Huba Watson, Crypy y Mariano dieron un chivo. Yo trataré de darles *contexto*
“Así suena rap de costa rica carepich”, dijo Crypy en medio su concierto en Casa Félix. El domingo 17 de junio, esas palabras fueron bienvenidas con aplausos, pero en mi caso detonaron una pregunta existencial que he arrastrado por años: ¿Cómo suena el rap tico? ¿Qué significa hip-hop en esta pequeña tierra de 50 km²?
Hay una discusión eterna entre los más puristas y entre los que apenas empiezan a acercarse a la historia del género. Hip-hop significa algo diferente según a quién se le pregunte y creo que todas las definiciones son válidas, porque si estás en un evento y suena Travis Scott y la gente salta y disfruta, ¿cómo nos vas a asociar eso con el término hip-hop?
Tras varios años de visitar bares y conciertos de hip-hop, creo que en CR tenemos tres o cuatro categorías:
- el hip-hop como lo entienden los veinteañeros, los hypebeasts, los que van a a los eventos de Hip Hop Nation, los que escuchan el top 40 con ilusión y se aprenden cada palabra (incluso gritan cosas que no deberían). Ellos también son muy fans del hip-hop freestyle y sus competencias.
- el hip-hop feminista, con mucha influencia de géneros latinoamericanos y contestatario que se ha impulsado en Centroamérica por artistas como Rebeca Lane (pero que no estuvo reflejado en este concierto en particular).
- el hip-hop de los que crecieron oyendo a los héroes de los años 90, que consideran la lírica por encima de todo y que se obsesionan con el virtuosismo
- el hip-hop de la vieja escuela, que se basa en storytelling y trata de retratar las calles y la vida sin mucho maquillaje, pero que conecta con la gente sin importar si el beat es una salsa (Vico C sabe de esto), drum n bass o un buen beat 4/4 .
En Serpentario, evento de LIT INC, pudimos apreciar tres caras del hip hop tico con Huba, una leyenda viviente; Crypy, irreverente virtuoso y juez incuestionable de las batallas de rap más serias y Mariano, el más joven de la terna, un artista de Turrialba que conecta con esos veinteañeros que conocen el hip-hop como sinónimo de trap y joseo.
Ellos calzan bien en tres de mis categorías, pero a la vez, es difícil echarlos en un solo cajón. Cada uno hizo su propio despliegue de rap, pasando desde el beat para rapear más sencillo (tu pa -tu tu tu pa) y hasta reggaeton, dancehall, drum n bass, boombap y un largo etcétera.
Este post es una oda a todo lo que dejaron ellos tres en el escenario: las enseñanzas, los gimmicks, la energía… Pero también un aplauso al público que llegó realmente a apreciar a artistas nacionales y no solo por los grams. Fuimos pocos, unos 30 quizá, pero como dijo Huba en algún punto: “salado el que se lo perdió”.
La definición de hip-hop no debería estar escrita en piedra ni ser estática. El chivo del domingo así lo demostró.
Corazón bellaco
De forma muy acertada el chivo de Serpentario nos llevó por tres eras del rap, empezando con lo más nuevo y luego deslizándonos poco a poco (como una ssserpiente sss) en los sonidos más clásicos del hip-hop.
Mariano SL es originario de Turrialba. Foto por Steven González.
Mariano SL, representante de la generación Z, fue el primero en tomar el escenario. Empezó cantando “Niños Tristes”, una canción que, según él, casi nunca forma parte de su repertorio, pero que por dicha oímos, porque es una de las que le explica mejor.
Una noche más que mañana me olvido
Una vez más que dudo quién es amigo
Nena, suave, no quiero dormir contigo
solo te besé porque estaba aburrido
Ando lejos y me tachan de creído
lo que pasa es que de la envidia me cuido
Mariano viene de una generación que come y respira el ride sad boi y que escribe sus letras pensando no solo en el entorno que le rodea, sino en la estética que ha conocido durante años por medio de internet. ¿Por qué un rapero de Turrialba tiene una canción que se llama “Comme des Garçons” y portadas dibujadas con estilo de animé? Porque internet.
“Comme des Garçons” fue, de hecho, su segunda canción y para este punto yo ya estaba completamente metido en el ride. “CDG” es de las canciones de Mariano que más he escuchado y bueno, este es el tercer post de LA NECEDAD en el que lo menciono. Escuchar finalmente la producción de Kid Bali con buen sonido fue un lujo.
Sin miedo. Foto por Steven González.
La generación de Mariano se empezó a inclinar al trap gracias a la movida de Puerto Rico y por eso es normal que usen palabras de la isla: hablan de fecas (la gente fake o falsa), a los homies y el bellaqueo (básicamente a cualquier actividad que tenga que ver con estar horny).
Es común en Puerto Rico que los cantantes pasen de trap a reggaeton sin problemas y Mariano ha absorbido todo eso para darnos piezas como “Otra vez” y “Todo tiene un precio”, otra de mis favoritas. El reggaeton tristito simplemente me llega al corazón.
Durante “Desfilando borracho” Mariano canta una línea sobre estar descalzo y mientras la cantaba se señaló los pies y, en efecto, estaba descalzo. No supimos en qué momento lo hizo, pero los que estábamos ahí nos cagamos de risa y sonreímos. Si Mariano sigue con ese compromiso en el escenario de dar todo (o quitarse todo, lo que aplique), se va a comer el mundo tranquilo.
Bienvenido a la Ciudad de Dios
Sin mucha pantomima y sin alargar la espera, Crypy se subió al escenario cinco minutos después de la aparición de Mariano. Crypy es posiblemente el primer rapero que vi cantar en vivo en Costa Rica y es porque sus canciones tienen ese potencial de realmente poner a saltar a todo un bar.
Crypy siempre ha colaborado en el activismo por la despenalización del cannabis. Si no, no se llamaría así. Foto por Steven González.
El domingo 17, nos llevó hasta ese lugar con sus líricas ácidas y un porte tan effortless como fresh.
Crypy empezó con todo:
Para algunos soy genial y un artista destacado
para otros solo soy un marihuano tatuado
Crypy es muy inteligente para hacer rimas temáticas y encontrar una melodía que la gente quiera cantar. A veces canta pausado, como en “Weed Lover”, para meterse full en el personaje del pegado. A veces canta rápido como magazine de uzi para tirarle a todas las personas que le critican su forma de ser y nos hace reír en el proceso. Es de los escritores más witty que tiene CR en sus escenarios.
Hay raperos de 16 años que se inventan haters, de seguro, pero Crypy nunca ha sido uno de esos: haters siempre le han sobrado. Desde que apareció en la escena de San José hace más de 10 años causó roncha lo desinteresado que estaba en calzar en lo que se supone que era rap. Y es que musicalmente, Crypy no le tiene miedo a nada. Ha cantado reggae, trap, boom bap (los beats más tradicional de los 90s) y algunas variaciones de dub step.
Él lo explicó bien cuando nos cantó “Antihéroe”:
Estoy cansa’o de escuchar to’a esta habla’a estúpi’a
‘¿Es boombap? ¿Es trap?’ Para mí es solo música
Por su edad (supera los 30 años) y su apertura Crypy está en una posición extraña en la que casi no tiene pares. Sus colegas más cercanos son precisamente de la edad de Mariano -que disfrutando sus los 20s- y Huba Watson, que tiene 50. Para Crypy esto ha significado tener que trabajar el doble, pues aunque hay muchas escenas de hip-hop, su música es mucho más que trap y mucho más que boombap, algo que ahuyenta a los puristas. Pero por dicha tiene compas como Huba, que fácil se pueden subir al escenario a acompañarlo a cantar “Ciudad de Dios”, su canción más emblemática. Todo el bar se prendió con esa canción que, diez años después de que cayera como un ovni en San José, sigue siendo un himno.
Huba Watson y Cypy disfrutaron cada segundo juntos en el escenario. Foto por Steven González.
unto a Huba también cantó el clásico “My Queen” (con un verso extra de Huba exclusivo para los conciertos) y luego “Big Man”, una pieza en la que Huba y Crypy colaboraron con The Game, quien fuera parte de G-Unit. “esta canción fue un regalo de cumpleaños que nos llegó en enero”, dijo Crypy. El regalo para nosotros fue escuchar a Crypy cantando la parte de Game.
En resumen: Crypy tiene temazos de sobra, calidad reconocida dentro y fuera de CR y lo más importante: hambre y fuego para sortear todo. Conversando en la acera de Casa Félix después del concierto, me dijo que durante agosto va a tener 20 fechas por Centroamérica y México. Yo solo espero que en todos los lugares que lo reciban estén preparados para ese tornado.
La escuela de Huba
Huba es vieja escuela, sí. Hace canciones con mucho storytelling y vio el momento que la radio tica se obsesionó con “Gangsta’s Paradise” (1995) ya grande y a solo unos años de echarse CR a la bolsa con “Sentimientos” de su grupo Ragga By Roots. Pero Huba no solo sabe de old school rap.
Huba es una persona tranqui. Pero cuando sube al escenario no hay quién lo detenga. Foto por Steven González.
Su set empezó con el beat de “Sicko Mode” de Travis Scott, una pieza híper reconocible. Mi primer pensamiento fue “el DJ la cagó, esto no es Huba, no puede ser”. Pero en medio del sonido de sintetizadores se asomó la figura de un rastaman que caminaba quieto porque sabía lo que estaba apunto de hacer: venía a dar clases.
Después de tirar un freestyle buenísimo, pasó al beat de “Panda” de Desiigner, luego al de “Mask Off” de Future y con todos estos beats prestados fue elaborando ideas acerca de las percepciones del rap, de cómo los artistas dicen las cosas más idealizadas sobre el crimen para ganarse unos streams. Huba tiene una cruzada contra el gangsta rap desde hace años y siempre lo menciona como algo poco constructivo para la escena en cualquier entrevista que haga. ¿Qué hacía entonces Huba cantando sobre el beat de Panda de Desiigner? Ponerle un coro contraproducente y por qué no decirlo: contracultural.
Tú no eres gangsta
Tú no eres gangsta
Tú no eres gangsta
Hay señores que se sientan a discutir el estado del hip-hop desde sus teclados, pero Huba no es de esos: él da cátedra en la tarima.
“Esto es Maharage Mixtape Edition”, dijo Huba y luego su DJ -que luego entendí era Gafeto, leyenda de los decks- siguió tirando beats bastante conocidos mientras Huba cantaba encima lírica de sus más reciente disco de estudio Maharage (2021).
En un punto Gafeto tiró un beat clásico de hip-hop y luego saltó a dance hall y luego tiró el de “Murder She Wrote”. huba no se inmutaba y seguía rapeando sin problemas.
DJ Gafeto scratcheando discos como si nada. Foto: Steven González
“Siempre hemos jammeado”, me explicó Gafeto después del concierto. “Hemos hecho como 4 ensayos y de ahí han salido estos freestyles con cosas que Huba quería decir hace rato”. Yo solo pensaba: “si llevan esto a un festival la gente se vuelve loca”. Era el maridaje perfecto entre sonidos conocidos y recientes (el hip hop de los gen Z), pero la técnica y la estructura de todas las generaciones anteriores.
Luego Huba nos recordó uno de sus temas con Ragga by Roots: “My first joint, my first shit. Noviembre del 96 y aquí estamos…”. En el público se veía a Crypy cantándola letra por letra. Ahí no pude evitar pensar en que los primeros MC's de CR no rapeaban en beats tradicionales tipo DJ Premier, sino en canciones de reggae, algún riddim jamaiquino o en bandas de blues. Esa generación no decía “soy rapero o trapero”, sino que eran cantantes. Le entraban a lo que pudieran.
Hablando de riddims, Gafeto siguió rajando su galeta de beats con el de “Welcome to Jam Rock” de Damian Marley y otros clásicos. Él también nos recordó otro punto importante de la historia del hip-hop: sin DJ no hay MC. Y puta, qué DJ más grande es Gafeto. Huba continuó con “Que le caiga el 20” y “Show Respect”, un drum n bass que me transportó a las épocas de Huba&Silica.
Esas dos canciones de Maharage exponen la filosofía de vida y la cosmovisión de Huba. En “Que le caiga el 20” habla de las discriminación que vive día a día por verse como el rasta que es y por consumir cannabis, planta a la que le enlista múltiples usos medicinales.
Libertad de culto es un insulto
pues no hay indulto
para el rasta que practica su sacramento oculto
revisión de la identificación y del bulto
creen que estoy mal
piensan que soy un insulso
Mientras que en “Show Respect” expone su visión del afrocentrismo, dándole especial afecto a la figura de la mujer negra. “La historia siempre es contada por aquel que oprime y gana la vuelta. Soy afrocentrista y tomo postura contra la agresión a la mujer. Show respect!”, dijo al final de la canción. Luego, Huba nos contó que ha tratado de alertar a los raperos más jóvenes del peligro de repetir los microracismos que se esparcen en otras escenas de rap latinas.
“No me importa si en Argentina usan la palabra negro y son blancos. Eso no se hace. Esa palabra se ha usado para devaluar desde siempre. A George Floyd lo mataron porque él era ¿qué? Él esa palabra para esos policías. Esto es conocimiento para todos, eso es cultura y somos la cultura”, explicó. Luego Huba tiró otro track más drum n bass pero esta vez con una temática romántica.
Huba, por Steven González.
El show de Huba y Gafeto funcionó como un puente entre las generaciones y fue un microcosmos de todo el concierto como tal. Durante los tres conciertos hubo lecciones, momentos para bailar y barras que lo hacen a uno gritar de la emoción y salí contento de haber visto a tantos Artistas (en mayúscula) en un solo día.
¿A qué suena el hip-hop tico? A boombap, a reggae, a trap, a reggaeton. Más allá de los beats importan los mensajes y ese concierto me hizo sentir que todos estamos sufriendo y disfrutando lo mismo, en el mismo terreno. La buena música (se llame hip-hop o no) es la que nos hace sentirnos menos solos.
Si quieren leer un poco más de cómo aterrizó el hip-hop en Costa Rica, les recomiendo este artículo de Enrique Castillo, el MC y productor que publica música bajo el pseudónimo Kingstar.
Gracias por leer hasta acá. <3