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Rosalía: El Musical

¿Qué tiene de especial el Motomami Tour si lo he visto mil veces en mi celular?

Antes de compartirles un texto sobre el show de Rosalía en Colombia y la posible demanda a quienes copien el Motomami Tour, quiero recordarles que el podcast de LA NECEDAD llegó a Spotify con todo y los videos. La ventaja de compartirlo fuera de YouTube es que ahora pueden escuchar en el carro bloqueando el celular sinproblemas (sin perderse las caras de Caloncho mientras se le caía el maní que se estaba comiendo).

Vayan a estrimiar y a suscribirse. <3

Los dejo con las ideas que he estado analizando esta Semana Santa y unas fotos divinas de Kiwi y Cierren los ojos, respiren hondo e imagínense lo que les describo.

Por Carlox Soto

Las luces se apagan, el escenario se ilumina poco a poco y todo empieza a temblar. No tenemos que estar en gradas para sentir los bajos moviendo cada fibra de nuestro cuerpo porque el ruido lo salpica todo. Estamos al aire libre, a unos 15 grados pero no hay frío pues nuestros hombros y brazos siempre están en contacto con los ajenos. Somos unas 20.000 personas (quizá más) viendo a Rosalía en Estéreo Picnic. Teníamos 20 minutos esperando a que Rosalía saliera debajo de la lluvia, pero dos minutos después del inicio de su concierto los sonidos de motos se multiplican y nos abrazan, los cascos de los bailarines se iluminan y empieza a sonar la melodía de Saoko. El chante se cae. Mi vecina de concierto me dice "marica es que estoy enoamorada de esta mujer", mientras su novio la abraza. Paolo y yo nos cagamos de risa mientras nos salen lágrimas; todo es muy real.

Es extraño sentirme tan sacudido por un concierto que ha sido reproducido millones de veces en Tiktok y Youtube y que yo he visto un par de decenas de veces. “Debería estar cansado de esto”, pensé. Solamente este video con todo el show tiene 600.000 visitas. Este tour ha sido reproducido tantas veces que me parece extrañísimo sentirme como si estuviera ahí dentro de mi pantalla de celular. El Motomami Tour de la española Rosalía es una experiencia tan planeada en cada detalle que puede sentirse artificial, pero los bajos, la música, el frío, mis vecinos de concierto, mis amigos… Todo eso lo hace sentirse mil veces más especial y evita que disocie o sobrepiense la experiencia demasiado.

Ya en LA NECEDAD les habíamos contado cómo era estar en el Motomami Tour. Richard Villegas contó su propia experiencia con la Motomadre y la conclusión es que Rosalía solo ha evolucionado para bien en sus presentaciones en vivo. Rixi le llamó a toda la puesta en escena caos calculado y creo que se trata de eso, porque muchas veces los conciertos en estas giras largas se vuelven predecibles, pero Rosalía supo darle un valor diferente a este concierto e imagino que a los otros también para evitar que cada uno fuera 100% calcado.

Quizá por ser un festival Rosalía no podía darnos tantísimo de su tiempo como en un show de estadio cerrado (arena), pero creo que supo balancear eso debutando en vivo la canción “Beso” junto a Rauw Alejandro, con quien recién había publicado un EP y en general, dando espacio para que el público le hablara, incluso recibiendo un regalo muy especial del diseñador costarricense Jaseth Hernández.

Una copia de una copia

Suena la intro de Bizcochito. Unos keys juguetones invaden el espacio mientras cientos de personas gritan de emoción. Una figura vestida de rojo camina al borde del escenario con la mano en la cintura mientras masca chicle y aprieta los labios con actitud desafiante. Pero a la que veo en la pantalla de mi celular no es a Rosalía Vila Tobela, sino a iOA, un youtuber peruano que se encargó de recrear paso a paso el Motomami Tour como si fuera una obra de teatro.

Una de las preguntas que más me hice después de ver a Rosalía en vivo fue ‘¿por qué me gustó tanto si ya la había visto en una pantalla?’. Tengo una amiga que vio tantas veces el show por medio de Tiktok que cuando finalmente pudo verla fuera de CR, sintió que se había arruinado todas las sorpresas; yo, que amo las sorpresas, me di cuenta en medio del show de Colombia que conocía más del tour de lo que me imaginaba. Sabía que la cámara caminaba con ella por el escenario durante “De aquí no sales” (una clara referencia a los shows que dio Frank Ocean en el 2017, por cierto) y por eso sabía que estar en primera fila no era tan interesante como ver las pantallas del feed, pues –de nuevo– cada segundo del show está mega planeado y el formato vertical de video nos hace sentir como que estamos viéndolo en el celular (es un formato que se ha vuelto familiar y de alguna extraña manera, íntimo también).

Por eso no me pareció raro que en Perú emularan el Motomami Tour a cada paso (algo que se volvió viral en Tiktok, por supuesto), pues está tan bien coreografiado y ha sido registrado con celulares en tantas ocasiones que la información para recrear cada detalle realmente abunda. Pienso en las obras de teatro musical: por años solo la gente que era parte del elenco conocía los secretos de cómo hacer ciertas cosas, pero con la llegada de los celulares toda la información es conseguible. Parte de la gracia de Tiktok es ver coreografías y luego aprenderlas y publicarlas desde su propia cuenta, así que en nuestro contexto de conciertos tan permeados por Tiktok, la imitación a Rosalía no se me hizo extraña.

En un teatro, sin embargo, no te van a dejar filmar toda la presentación. En un concierto sí.

No le digamos plagio

Ahí es donde empieza mi dilema con criticar lo que hizo el youtuber peruano, amparado en que la Motomami original no visitó su país. Genuinamente creo que si ese mae (o bueno ROSALÍA MISMA) viniera a Costa Rica podría vender entradas, porque también quedamos por fuera de la gira y porque en esencia, es el mismo show. Es como esas copias de tenis que son tan fieles a las originales que hace a los sneakerheads más puristas incomodarse. Si la experiencia es tan fácil de reproducir y si la gente QUIERE verla, ¿por qué no reproducirla?

Siento que el Motomami Tour ha sido tan visto en redes sociales que podría volverse el Rocky Horror Picture Show de esta generación. Han sido reproducidos en tantas ocasiones (Rocky en cines y teatros de cabaret y el Motomami Tour en TikTok) que los vemos como su propio mundo; calculamos el momento en el que va a pasar equis o ye e incluso decimos “es cieeeerto, ¡esto pasaba!” cuando ocurre algo divertido que habíamos olvidado. Haber coreografiado cada minuto del Motomami Tour e incluso hacer un show especial en TikTok con la misma vibra, acercó a Rosalía tanto al teatro que gente como iOA –y muchos chiques de Latinoamérica– han empezado a reproducir en sus propios países.

Rosalía creó un show tan tan grande que pasó de ser un concierto a un momento cultural. Habrá que ver si la moda perdura o si ocurre –como con el Rocky Horror Picture Show– que miles de personas alrededor del mundo se encargan de recrearlo por las siguientes cinco décadas y otras miles lo disfrutan año con año aunque se lo sepan de memoria.

Para mí las recreaciones de iOA (no les diré copias porque suena despectivo) tienen sentido si sabemos que él hace cosplay iOA se ha caracterizado por disfrazarse de los Na’vi de Avatar o de personajes de Shrek, pero ninguna de sus pieles había causado tanto impacto como cuando decidió usar un traje rojo y la cola larga de Rosalía. También creo que tiene sentido que el público lo haya visto como una experiencia válida conociendo la expansión que ha tenido el drag en toda Latinoamérica, pues las dragas latinas también ha “copiado” con sus lip syncs a Rosalía (en Brasil, en México, etc). Por eso no me parece extraño que haya imitaciones paso a paso de las coreografías y los pasos de Rosalía.

No perdamos de vista que Rosalía no pierde un cinco porque esto ocurra, al contrario: ella gana. Gana cada vez que interpretan su música porque su obra se mantiene en el inconsciente colectivo y porque toda sociedad de derechos de autor de cualquier país en donde pongan sus canciones está obligada a 1) pedir un setlist después de un show con miles de personas 2) darle a Rosalía –y los dueños de los derechos de las canciones interpertadas– un cheque con sus royalties. Ella no tuvo que ir a Perú pero sí le están enviando dinero desde ahí.

Quien no está muy contento es el coreógrafo de Rosalía, Mecnun Giasar, pues no ha sido reconocido (ni económicamente ni por nombre) de parte de iOA. Incluso, se rumora que planea tomar acciones legales contra el youtuber peruano e incluso el diseñador de la ropa de Rosalía estaría pensando en unirse.

De derecho de autor en términos de baile sí que no sé nada, pero suena justo que si iOA está cobrando una entrada por el show de Motomami, algo de ese dinero le llegue al coreógrafo. Lo que no me gustaría es que obliguen a iOA a detener los shows. Es válido que él y cientos de personas quieran vivir una recreación del Motomami Tour y me parece que el hecho de que haya recreaciones paso a paso habla muchísimo sobre el impacto de lo que creó Rosalía. Ella misma se tomó fotos con la mercadería pirata afuera del concierto en México porque entiende que esa es la forma de muchas personas en este continente de vivir el fanatismo (y porque, según Richard nuestro reportero estrella, la merch pirata estaba mucho más linda).

Entonces, viene de nuevo la pregunta: ¿por qué me gustó ver a Rosalía en vivo si ya la había visto en una pantalla, si cualquier persona puede reproducir cada detalle? Solo se me ocurre una cosa y me disculpan mientras me pongo cursi: la presencia de Rosalía es lo único que no se puede emular. Y solo por eso es que ella no se está metiendo en estas demandas y estos pleitos que solo quitan tiempo: ella sabe que es irremplazable.

Hay algo muy hermoso en verla en el escenario en completo control de todo lo que ocurre allí. Sus gestos, sus movimientos, su voz, todo está perfectamente ensayado y ejecutado y yo no fetichizo el aspecto técnico de esto, sino que celebro cómo usa sus talentos para crear un lenguaje común. En términos más sencillos: ella se presenta endiosada en el escenario y no hay nada que yo ame más que una artista que me venda toda una fantasía, que trascienda la etiqueta de cantante para transformarse en una directora creativa, la dueña de su propio destino. Ella sabe vender toda esa fantasía y el show es un serve detrás de otro. Y por si fuera poco, la voz de Rosalía en vivo es perfecta, no hay otra palabra. Es tan buena que la canción “Héroe” de Enrique Iglesias suena buena. Yo muy “Kill Your Idols” pero ella muy “soy la reina de este escenario por noventa minutos” y cuando eso pasa, yo solo sé asentir en silencio. Por una hora y media no estuve en Colombia, estuve en el mundo Motomami.